Le falta una parte, que es el Anexo, con fotos y algunos documentos extras.
El atentado a la estética moderna
Introducción:
“...the modern age is here,it sanctifies the future,yet renders us with fear,so many theories, so many prophecies,what we do need is a change of ideas...”
Bad Religion, “Change of ideas”
Desde el advenimiento de la Modernidad se produjeron revoluciones en lo político, lo social, lo científico, lo literario, lo religioso, etc., que hacen a la totalidad y dinámica del mundo, así como también a la visión que de el tenemos.
El siglo XIX se afirmó como el “Siglo de las Luces”, la época de los ideales, de las utopías, de la “emancipación”… pero a la vez fue el siglo de la consolidación del capitalismo y de la explotación del hombre por el hombre, un siglo en cual muchos comenzaron a desilusionarse al ver que los ideales liberales se encausaban cada vez más por un camino erróneo. Se abrió un abanico de críticas directamente dirigidas a la edad de oro de la Razón: Nietzsche proclamó la muerte de Dios, acusando a los hombres de ser sus asesinos; Freud intentó demostrar que había algo oscuro y tortuoso, el inconsciente, que escapaba al dominio racional y nos condicionaba en nuestro actuar cotidiano; Adorno y Horkheimer, desde la escuela de Frankfurt, intentaron “comprender por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, desembocó en un nuevo género de barbarie”[1]
El siglo XX amaneció y se desarrolló siendo heredero de lo más bastardo de esta Age d´Or. Diferentes maneras de hacerle frente al dogma de la Razón y el Progreso se manifestaron: el dadaísmo y el punk fueron dos de sus golpes más estruendosos.
Casi sesenta años distan en el surgimiento de ambos fenómenos, sin embargo la rebelión categórica y el rechazo al mundo moderno y al statu quo parecen ser los mismos.
Durante su existencia, dinámica y desarrollo, el dadaísmo fue punk, así como el punk fue dadaísta. Y no me apresuro a asegurar esto, ya que ambos emergieron en este mundo como una actitud totalmente radicalizada para enfrentar y poner en cuestión el presente. Ese presente ya no es más el glorioso, idílico e incuestionable tiempo de representación de la autorrealización del individuo… por el contrario ahora muestra nuestra cara más miserable. Y quiero resaltar la palabra nuestra por un motivo muy sencillo: desde hace más de 300 años que se pregona que es el hombre el que crea el mundo a su imagen y semejanza, entonces si este último es miserable, el hombre también ha de serlo.
Tanto el punk como el dadaísmo sintetizan el fracaso de la Modernidad.
El presente trabajo trata de demostrar y analizar la existencia de un (no tan) secreto vínculo entre ambos movimientos, así como también esbozar de la manera más precisa posible un acercamiento a su historia. Por otro lado, me propongo como objetivo desmitificar y alejar al punk de aquellas posturas que desde el desconocimiento, relativizan su importancia, influencia y verdadero significado.
A lo largo del recorrido a través de estas páginas, además, se encontrarán fotografías, letras de canciones y demás artículos de referencia para poder ilustrar y ambientar mejor al lector.
“Todo acto de destrucción es a la vez creación”
Mijail Bakunin
Un primer acercamiento: La noción de “Vanguardia”
Vanguardia:(Del ant. avanguardia, y este de aván, por avante, y guardia).
1. f. Parte de una fuerza armada, que va delante del cuerpo principal.
2. f. Avanzada de un grupo o movimiento ideológico, político, literario, artístico, etc.
3. f. pl. Lugares, en los ribazos y orillas de los ríos, donde arrancan las obras de construcción de un puente o de una presa.
Entre 1914 y 1918 se dio en el mundo un fenómeno sin precedentes: la Primera Guerra Mundial. Esta era la primera vez que desde la institucionalización de la Razón y la Ciencia como paradigmas del progreso del hombre, que “el ideal decimónico del hombre liberal burgués”[2] se derrumbaba, enfrentándolo con un nuevo mundo, un mundo en el cual impera la desolación, la violencia, la muerte.
Las primeras dos décadas del siglo XX hacen experimentar a sus contemporáneos una aceleración de la historia, latente y perceptible en cada una de sus dimensiones. Tampoco hemos de olvidar que a principios del mismo la utopía de la Revolución se encontraba latente. Basta con pensar en la Revolución Rusa (1917). A lo largo y a lo ancho del mundo las izquierdas veían en ella la posibilidad del cambio. Todo hacía creer que la Revolución se encontraba cerca, enfatizando por los distintos movimientos que convivían dentro de la izquierda y que crecían de manera considerable (socialismo, anarquismo, comunismo).
Es en este contexto que se va tejiendo en la cultura un campo de relación entre política y arte, campo que en el siglo XX se constituye de manera precisa por primera vez.
El término vanguardia comenzó a usarse por primera vez en el siglo XII d.C. e implicaba un concepto militar. Luego, con el paso del tiempo, esta idea se fue trasladando al campo cultural y de allí a lo artístico. Ya sea en su uso militar o en su uso artístico, un rasgo común que se puede extraer, es en cuanto a que siempre implica un grupo adelantado.
Para que la vanguardia pueda existir y desarrollarse hace falta una Modernidad que entre otras cosas plantee:
- Un desarrollo lineal y evolucionista de la historia.
- Cierto determinismo histórico.
- El valor de la novedad.
La vanguardia se caracteriza por ser una experiencia grupal llevada a cabo en el campo de la cultura. Hay una confluencia por parte de sus integrantes en un programa estilístico artístico y hasta pueden llegar a redactar un manifiesto (como fue en el caso del Surrealismo, entre otros).
Los artistas del grupo de vanguardia son jóvenes relacionados con ideas políticas y sus propias experiencias estéticas. Sus planteos no se limitan a la creación de la obra estética, sino que además plantean la creación de un programa político de choque contra “lo establecido”. Amigos del artista de vanguardia son la creación de conflicto, el rechazo, la discrepancia. Buscan liberar la experiencia artística del yugo moderno burgués. La vanguardia es liberación. La vanguardia es ruptura con el pasado y la tradición, para así, poder crear una nueva representación de las cosas.
Expresión es un concepto central para estos grupos: se expresan con violencia, fuerza y energía frente a lo establecido, frente a la Razón, frente al pasado, frente a lo que les fue impuesto, frente a la concepción de arte burguesa.
La vanguardia intenta instalar una pregunta y una respuesta en el receptor: “¿Es esto arte?” “No, no lo es”. Es aquí cuando la vanguardia puede sentirse victoriosa, ya que si su obra fuese considerada arte, perdería toda legitimidad.
La puesta en cuestión de la propia autonomía del arte es una de sus preocupaciones principales. Todos pueden ser artistas, todos pueden ser receptores. El artista de vanguardia va a plantear el arte ya no como un producto intelectual, sino como la liberación de sus instintos, de sus percepciones. Para el deja de existir el arte bello. Deja de ser el genio creador para pasar a ser una personalidad brutal, salvaje, violenta que busca sacar el arte de los museos. Busca sacarlo para llevarlo a las calles, al pueblo, que es a quien verdaderamente pertenece.
Sus obras mostrarán las fascinantes lacras, una otredad de personajes que habitan en este “idílico” mundo moderno “lleno de Razón y progreso”: la prostituta, el corrupto, el enfermo, el absurdo, el inválido, las mutilaciones, la guerra, la angustia del ser, la desesperación moderna, etc. Es decir, todo aquello que el moderno arte burgués escondía por no ser “bello” y digno de ser mostrado, todo aquello también es hijo de la Modernidad, pero que en vez de validarla, la desautoriza. Las vanguardias mostrarán este “otro mundo” para enfrentar al hombre moderno cara a cara con su falsa moral y su desolador presente.
Se puede afirmar que, así como dichas experiencias grupales poseen una génesis, también poseen una fecha de caducidad. Ellas nacen sabiendo de antemano que inexorablemente llegará el día en el que deban morir. Y por muy apocalíptico que pueda sonar, es justamente en este perecimiento a corto plazo que se halla su grito de guerra: si no mueren, ellas corren el riesgo de convertirse en aquello que repudian, en ser una forma institucionalizada de arte. En que sus obras se expongan en museos, en donde la gente confluye para apreciar a las obras en términos de “belleza” y no reflexivos. En que las mismas obras se conviertan en una mercancía más, a la cual se puede acceder por un mecanismo de transacción monetaria, en que sean absorbidas por los valores burgueses.
Dentro de las vanguardias artísticas de principios del siglo XX se puede encontrar el surrealismo, futurismo y la más radical de todas ellas: el dadaísmo, que será analizado en profundidad más adelante.
“¡Mírenme bien!
Soy idiota, soy farsante, soy un bromista
¡Mírenme bien!
Soy feo ,mi cara carece de expresión, soy pequeño
¡Soy como todos ustedes!”
Tristán Tzara
Disparen sobre la Modernidad: Dadá Dadá Dadá
Dadaísmo: (Del fr. dadaïsme)
1. m. Movimiento vanguardista literario y artístico surgido durante la Primera Guerra Mundial, caracterizado por su negación de los cánones estéticos establecidos, y que abrió camino a formas de expresión de la irracionalidad.
Al tratar de establecer la fecha de nacimiento del Dadaísmo nos encontraríamos con una dificultad tan gran grande como si quisiéramos hacer lo mismo con la de Homero, alega Hans Richter en “Historia del Dadaísmo”[3]
Sin embargo la mayoría de la información lo data en 1916, en Zurich, Suiza, en medio del clima apocalíptico de la Primera Guerra Mundial. Tristán Tzara (más adelante hablaré específicamente sobre él) fue uno de sus fundadores. Por aquellos tiempos el se encontraba exiliado en Zurich (era originario de Rumania). Nos encontramos en un tiempo en el cual Suiza era un país que no se encontraba en guerra y en cambio, refugiaba a un abanico de personajes: insurrectos, refugiados políticos, mafiosos, desertores, poetas, literatos, agentes secretos, artistas. Todos ellos llegaban desde distintos países.
DADA era un momento anti-arte, anti- poético, anti- literario. Sentían repugnancia hacia toda concepción y moral burguesas, las rechazaban rotundamente. El artista dadaísta se veía a si mismo en un mundo que había superado los límites del absurdo. Coqueteaban nihilismo, así como también hacían apología a la libre imaginación (el azar como ellos llamaban, elemento fundamental en las obras dadaístas) y, uso y abuso del sarcasmo y la ironía (para ellos el humor era el medio más firme para afrontar con seriedad lo que hacían): Se burlaban de todo y todos.
La rebeldía y el inconformismo cubrió a cada uno de sus integrantes, DADA les permitió esa vía de liberación y sublimación. En sus manifestaciones había una constante provocación al público, que la mayoría de las veces solía tomarlo de la peor manera.
DADA hacía creer que todo era posible. DADA no fue un movimiento artístico en el sentido más estricto de la palabra, sino que tsunami dispuesto a arremeter y arrasar contra las formas de arte y vida burguesas de la época.
“Tales definiciones negativas de DADÁ nacieron de su voluntad de rechazar lo que debía ser rechazado. El rechazo surgía del deseo de la libertad espiritual y psíquica. Por diferentes que hayan podido ser las representaciones individuales de esta libertad […], siempre nos estimulaba un mismo y poderoso impulso, empujándonos hacia la disolución, la destrucción de todas las formas de arte existentes, a la rebelión por la rebelión misma, a la negación anarquista de todos los valores establecidos… Una burbuja de aire que se reventara a sí misma. Un “anti, anti, anti” rabioso y apasionado, estrechamente unido a un “pro, pro, pro” igualmente apasionado.” [4]
Para comprender el contexto en el cual nació el Dadaísmo, no sólo hay que prestarle atención a esta Suiza en la cual reinaba un clima apacible a pesar de la Primera Guerra Mundial, a la misma guerra o a Tzara; sino que hay otros dos actores que tuvieron una injerencia fundamental: Por un lado Hugo Ball, por el otro el Cabaret Voltaire. Sin ellos DADA no hubiese sido lo mismo…
Hugo Ball llegó a Suiza en 1915 junto a su amiga (que más tarde se convertiría en su esposa) Emma Hennings. Era de todo: director, escritor, filósofo, médico, periodista, novelista, poeta. Dice Hans Richter:
“Es imposible entender a DADA si no se comprende el estado de tensión espiritual en que fue germinado, si no se siguen los primeros pasos y el itinerario, las huellas y la influencia espiritual de este notable escéptico. […] Pues Ball fue, por sus principios y sus escrúpulos […], el catalizador humano que reunió a su alrededor todos los elementos que finalmente engendraron a DADA”[5]
Es en Febrero de 1916 que el polifacético Ball inaugura el Cabaret Voltaire.
Reflexivo, reservado, profundo… la personalidad de Ball encontraba su antítesis en Tristán Tzara.
Tzara era un personaje bastante particular. Un pequeño rumano, que carecía de todo tipo de inhibiciones. Extremadamente agresivo, verborrágico e inteligente; ácido, sarcástico y virtuoso del lenguaje. El fue quien redactó los manifiestos dadaístas, el era el gran provocador. Un insolente sin el que DADA no hubiese sido lo mismo.
A pesar de ser Ball y Tzara los pilares constitutivos de dicha vanguardia, en la misma confluyeron también otros jóvenes artistas entre los que se encuentran Emma Hennings, Hans Arp, Marcel Janco y Hans Richter. Todos ellos se encontraban en el Cabaret Voltaire, se expresaban, se liberaban.
El Cabaret Voltaire se inauguró un 1º de febrero de 1916. Según cuenta la historia, Hugo Ball se lo alquiló un tal señor Ephraim. Su idea era fundar un “cabaret cultural”. Esta fue la excusa que utilizó para poder llegar a un acuerdo con dicho señor Ephraim: un cabaret cultural aumentaría la venta de salchichas y cerveza.
“…El Cabaret Voltaire, con sus representaciones y su alboroto, estaba instalado en el nº 1 de la Spiegelgasse. Un poco más allá, en la misma estrecha calle donde todas las noches tenían lugar orgías de canciones, poemas y danzas, en el nº 12, vivía Lenin. Radek, Lenin y Zinoviev disfrutaban de absoluta libertad. Muchas veces lo vi a Lenin en la biblioteca, y en una oportunidad lo oí hablar en Berna en un acto público. Me parece que a las autoridades suizas le inspiraban mucha más desconfianza los dadaístas, que, después de todo, en cualquier momento eran capaces de algo inesperado, que esos rusos apacibles y eruditos, pese a que estaban preparando la revolución mundial…, y la realizarían, al fin de cuentas, con gran asombro de las autoridades.” [6]
En el mismo, Ball tocaba el piano, Hennings cantaba, Tzara recitaba sus poemas…
El Cabaret Voltaire se convirtió en un auténtico fenómeno literario. Es allí donde cada obra, cada poema, cada música encontraba su representación ideal. Dicho lugar fue clausurado en 1917, en virtud de las quejas presentadas por los “hombres burgueses decididos a no tolerar más las cosas horribles que se cometían en la Spiegelgasse en nombre de Voltaire”[7]
DADA era provocación. DADA era romper el leviatán de lo establecido. DADA era fascinante. DADA no significaba nada.
Muchos mitos se han tejido en torno a los orígenes de la palabra DADA, sin embargo es hasta el día de hoy que no ha podido establecerse cuando se la ha inventando.
Dice Richter: “Hasta hoy no ha podido establecerse quién fue el que efectivamente descubrió o inventó la palabra DADA, ni que significaba en realidad. Cuando llegué a Zurich, a fines del mes de agosto de 1916, ya existía y nadie se preocupaba en lo más mínimo del como ni el porqué de sus orígenes.”[8]
Algunos sostienen que “da-da” significaba una afirmación en rumano, algo así como “si-si”; otros que la palabra fue descubierta al azar en el diccionario. Circulaba la versión, también, de que en francés, es el caballo de juguete con el cual los niños se divertían, o un vocablo infantil en alemán. La tribu Krú de África llama dadá al rabo de la sagrada vaca.
“Una nueva palabra ha nacido…no sé como”, alega Tzara.
Kandisnky y Kleé fueron dos artistas de activa influencia en el Dadaísmo (de hecho se han llegado a hacer muestras en su honor en las galerías Dadaístas)
A pesar de haber nacido en Suiza, su espíritu revolucionó a las juventudes de Nueva York, Berlín, Barcelona, París, Roma, Hannover, Colonia, Budapest y Tokio. De todas estas ciudades quizás en la que mayor eco hizo fue en Nueva York. Allí desemboca en el año 1917 aproximadamente. Alfred Stieglitz, un fotógrafo, fue su precursor en los Estados Unidos. Man Ray y Marcel Duchamp fueron otros dos grandes exponentes del DADA neoyorquino.
A Marcel Duchamp se le debe la invención de los “ready-mades”: objetos cotidianos, sacados de su cotidianeidad (valga la redundancia), y puestos en el campo del arte, en función de la voluntad del artista.
Estos “ready-mades” simbolizan el anti- arte dadaísta. Para Duchamp el arte estaba muerto.
A partir de la década del 20 el Dadaísmo comenzó a decaer. Como toda vanguardia ese era su inevitable final, aunque no faltan aquellas voces que sostienen que al pretender ser tan “anti” todo, terminó convirtiéndose en un movimiento “anti- el- mismo”.
“Y ahora que pasa, ¿eh?”
Los Violadores, “1, 2, Ultraviolento”
Algo huele a podrido en el mundo: Breve historia del punk
Punk: (Voz ingl.).
1. Adj. Perteneciente o relativo al movimiento punk.
2. Adj. Seguidor o partidario de ese movimiento.
3. m. Movimiento musical aparecido en Inglaterra a fines de la década de 1970, que surge con carácter de protesta juvenil y cuyos seguidores adoptan atuendos y comportamientos no convencionales.
Los 60 y 70 fueron las décadas donde confluyeron las viejas formas y las nuevas, un verdadero punto de inflexión en el siglo XX. Nada hubiese sido lo mismo sin ellas…
Mayo de 1968, Francia. Los estudiantes(a los que más tarde se sumarían los obreros) se levantan contra las formas establecidas, pidiendo por la imaginación al poder. Toman universidades, logran paralizar un país. Indudablemente, había algo que estaba cambiando.
Movimientos descolonizadores irrumpen en escena casi sin pedir permiso. Había llegado el momento de romper con la hegemonía de las potencias y reclamar por la propia libertad. Algunos países se vieron inmersos en batallas extremadamente violentas, como la de la Argelia.
Tampoco se deben olvidar la Guerra de Vietnam, el mundo bipolar (en su punto clave), la crisis del petróleo, los movimientos pacifistas, los movimientos tercermundistas y los golpes de Estado llevados a cabo en América Latina por parte de Estados Unidos para instalar un nuevo modelo político- económico: el neoliberalismo.
Evidentemente algo estaba mal, algo olía a podrido en la Modernidad.
Hablar del Punk en forma desapasionada resulta difícil: ya sea desde un punto de vista que refleje una indescriptible admiración y curiosidad hacia dicho movimiento, ya sea desde el rechazo (y frecuentemente intolerancia) absoluto hacia sus formas y costumbres.
Lo que sigue a continuación es una historia que, definitivamente, merece ser contada.
Mucho se dice sobre punk, y el sólo mencionar su nombre nos transporta automáticamente al Reino Unido, a Londres. Si bien es cierto que es allí dónde alcanzó niveles inusitados, causando una auténtica conmoción social (llegándose a convertir en un tema de Estado) y rebelión generacional, institucionalizándose y tomando tintes más políticos que en los Estados Unidos, no es este su verdadero lugar de origen.
Todo comenzó en Nueva York, a fines de la década del 60. Por un lado encontramos a The Velvet Underground, por otro a Iggy Pop & The Stooges y a los New York Dolls.
En 1967, The Velvet Underground editaba su primer disco. Andy Warhol no sólo fue el encargado de hacer su arte de tapa, sino que además se encargó de la producción del mismo. En su honor, se llamó “Andy Warhol”. Este disco, considerado uno de los fundamentales del rock, sintetizaba la escena neoyorquina de la época, melodías que se fundían entre lo hedonista y lo lisérgico, una auténtica experiencia para aquél que se atreviese a probarla.
Iggy Pop & the Stooges en 1969 inician su marcha. Las letras plagadas de violencia y sexo, sumadas a un sonido feroz nunca antes escuchado, y a un cantante con sobredosis de actitud, llegó a una generación en busca de algo, algo que hasta ese momento no había sido ofrecido.
Encontramos aquí dos de los antecedentes más inmediatos del punk.
Forest Hill, Queens, Nueva York, 1974. Jeffrey Hyman sale de una clínica psiquiátrica en la cual había sido internado tiempo atrás trastornos de neurosis obsesiva. Era un adolescente extraño, neurótico y poco sociable. El “freak” del colegio.
Los jóvenes a los cuales la vida burguesa y estática de Forest Hill no les convencía, dedicaban su tiempo a otras cosas: improvisaban bandas, robaban, inhalaban pegamento o se transportaban a la Gran Manzana para disfrutar de algún recital.
Johnny y Dee Dee, dos jóvenes de Forest Hill, convencieron a su amigo Tommy para armar una banda. Tiempo después llegaría Joey: el muchacho antes conocido como Jeffrey Hyman. Habían nacido los Ramones.
Cada uno aceptaría el “Ramone” en lugar de su apellido: Joey Ramone, Johnny Ramone, Dee Dee Ramone y Tommy Ramone.
Joey seguía siendo tímido, obsesivo, sin embargo sobre el escenario era otra persona. Tocaron por primera vez en el CBGB de Nueva York, un espacio para música Folk que con el paso del tiempo se fue convirtiendo en la cuna de la música under. A su dueño, un tal Keith Hill, le parecieron horrible, todavía más horribles que Televisión, una banda que había tocado unos días antes y de la que después se abriría camino por su cuenta Richard Hell, otro de los padres fundadores del punk.
Esa primera presentación de los Ramones realmente fue algo digno de ver: peleas sobre el escenario, canciones simples de no más de tres acordes, pero que producían un auténtico electroshock. A pesar de Hill nunca había escuchado semejante “abominación”, decidió darles otra oportunidad. Corrió la voz y el CBGB, de a poco, se fue convirtiendo en un lugar de culto. De hecho, de ser un club de mala muerte, pasó a colmar su capacidad todas las noches. Los Ramones se convirtieron en habitues del lugar y era acompañados por otras bandas emergentes: Blondie, Talking Heads, Patti Smith, Richard Hell & The Voidois.
En 1976 los Ramones graban su primer disco. Estaban en boca de todos, agotaban localidades, sin embargo no lograron vender muchas copias de aquella primera placa. Ese sería un karma que los acompañaría por el resto de su carrera…
Londres, 1976. Malcom McLaren, dueño de un Sex Shop, siempre fue un hombre hábil para los negocios. Cerca de su tienda solían juntarse un grupo de jóvenes, quienes solían robarle.
Por ese entonces Gran Bretaña vivía una grave crisis económica. Los jóvenes se encontraban con la desilusión de crecer: una vez terminado el colegio, debían buscar trabajo, casarse y seguir el mismo camino que sus padres. Pero al buscar trabajo se les cerraban las puertas, se encontraban en un mundo que los agobiaba, que los ultrajaba, que pretendía automatizarlos. Ellos veían algo que el resto de la sociedad no: no había futuro. Su postura era totalmente nihilista. Encontraban en la música su forma de expresión, ese era un derecho que no les podía ser quitado. No querían permanecer callados, debían ser escuchados.
Con los vientos que llegaban desde Nueva York, McLaren vio el negocio: armar una banda de punk rock. Para ello utilizó a los chicos que su robaban su local: Johnny Rotten, Glenn Matlock, Paul Cook y Steve Jones. Los Sex Pistols estaban listos. Su estética se basaba en la ropa sadomasoquista que McLaren vendía en su local. La actitud debía ser extremadamente provocativa dentro y fuera del escenario, ya que cuanta más controversia se generara, mejor.
Empezaron tocando en clubes pequeños y de mala reputación. Rápidamente todo el circuito under se hizo eco de su existencia, ya que gustaban. Era algo nunca visto. La juventud encontró lo que buscaba. De repente las calles de Londres comenzaron ver interrumpida su tradicional y aburrida vida cotidiana: muchachos y chicas sucios, rotosos, camperas llenas y jeans rotos, crestas, alfileres de gancho como aros, hojas de afeitar pendientes en cadenas a modos de dijes. Todo esto sucedió en cuestión de meses, el punk se había propagado por toda Gran Bretaña como una auténtica epidemia. Demasiado para la señora acostumbrada a tomar su té religiosamente a las cinco de la tarde.
Los picos de popularidad de los Pistols comenzaron a gestarse el 1 de Diciembre de 1976. Fueron invitados al programa de Bill Grundy, “Today”, que emitía la BBC. A media tarde y en directo, todo el Reino Unido, “disfrutó” de los invitados: vestidos como vagabundos, insultaron sin pudor al conductor y tocaron “Anarchy in the Uk”. Años más declaró que no tenía la menor idea de lo que estaba escribiendo en ese momento, el sólo había escrito “I am an antichrist” y buscaba algo que rime con ello, y como “I am an anarchist” pegaba, lo incluyó.
La prensa y todos los medios de comunicación se escandalizaron. Las instituciones se escandalizaron. Veían en el punk una amenaza a sus valores occidentales y cristianos…
En contrapartida las discográficas vieron el gran negocio. Primero fue EMI. Estaba todo listo para la salida de su primer álbum, sin embargo a último momento le rescindieron el contrato. Si bien el negocio estaba en la polémica, estos cuatro bravucones (cinco si incluimos a McLaren) sobrepasaban todos los límites. El motivo de la discordia fue el sencillo “God save the Queen”, en dónde se burlaban desfachatadamente de la reina Isabel y del himno británico. El tema trepó rápidamente al número uno de todos los rankings, pero estaba vedada su difusión por radio y televisión. El único disco que editaron fue en 1977 titulado “Nevermind the Bollocks, here´s the Sex Pistols”. Cambiaron su bajista por Sid Vicious, quien no sabía tocar el bajo, y cuando salían a escena a veces tocaba con el instrumento desenchufado. Luego de una gira por Estados Unidos ese mismo año, se separaron.
Efímero pero contundente, algo así como un blitzkrieg musical.
Su postura frente al mundo(a pesar de haber sido manipulados y tener una actitud “más prostibular que heroica”[9]), frente a la sociedad, frente a lo establecido, impulsó a otros jóvenes a pegar el gran salto: The Buzzcocks, The Clash, The Addicts, The Jam, son algunos ejemplos.
The Clash fue la banda que tuvo un mensaje mucho más ideológico, junto a una postura claramente política ( a modo de ejemplo cito su disco “Sandinista!”).
Como todo objeto mediático, el punk fue también un negocio. No sólo para McLaren, sino para las compañías que saturaban el mercado con bandas “pseudo punks”, así como para también las casas de ropa que vendían remeras con alfileres de gancho o camperas y jeans tajeados.
Al ser algo tan reciente cuesta analizar fríamente sus consecuencias, que sin dudas son muchas y muy importantes.
Luego de este golpe, nada volvió a ser lo mismo, ni en lo musical, ni en lo estético, ni en los jóvenes. Algo se había quebrado de una vez y para siempre.
Los Sex Pistols volvieron a juntarse en 1996 y realizaron una gira llamada “Filthy Lucre” (Lucro Sucio). El nombre no escondía sus intenciones, ellos tampoco: “Nos juntamos por el dinero”, dijo Rotten.
Los Ramones siguieron tocando hasta 1996. A pesar de no haber ganado un reconocimiento masivo y no vender disco en su país de origen , si lo lograron en el exterior, ejemplo de ello son sus siete visitas en la Argentina, incluyendo su concierto de despedida en el estadio de River Plate, frente a una multitud emocionada. Joey Ramone murió en Mayo del 2001, víctima de un cáncer linfático. Dee Dee Ramone murió en el 2002 a causa de una sobredosis.
The Clash se separó a mediados de los 80. En esos tiempos el punk estaba considerado algo obsoleto, fuera de moda. Sus integrantes tomaron diferentes rumbos: desde carreras solistas a productores musicales. Joe Strummer, quien fuera su vocalista y letrista, falleció en diciembre del 2001 a causa de un infarto.
El Punk hundió sus raíces en las más diversas partes del mundo y dio lugar a múltiples estilos: el skate- punk, hardcore, oi!, hardcore melódico, emo-core, punk melódico, grunge, psychobilly, ska- punk, entre otros.
Hace aproximadamente diez años hubo un resurgimiento del Punk, con Green Day a la cabeza. Pero a la hora de hablar en serio, quién realmente lo revivió fue Nirvana a principios de los 90. Angustia adolescente, juventud perdida (la famosa “generación X”), pérdida de sentido y de fe en el mundo; una vieja y efectiva fórmula que fue una vez más abusada por el mercado. Y es en este contexto que se debe entender el suicidio de Kurt Cobain, su líder. Agotado de ser explotado, de que su verdadera angustia sólo fuese comprendida en términos monetarios y no humanos, terminó el cinco de abril de 1994. Una generación entera lo lloró. Su líder se había ido. “Es mejor arder, que irse extinguiendo de a poco” escribió en su carta de despedida.
'Dadá escupirá sobre vuestras caras, dadá no es nada ni significa nada'.
El reflejo: El Dadaísmo fue Punk y el Punk fue dadaísta
Aunque parezca absurdo, el dadaísmo y el punk se encuentran íntimamente relacionados. El punk ha sido influido principalmente por el Dadaísmo, el Situacionismo y el Anarquismo.
Un primer punto en común que podemos encontrar entre ellos es la situación en la cual se encontraban los jóvenes en ambos períodos históricos. En 1916, año del surgimiento del dadaísmo, el mundo se encontraba en medio del más grande conflicto bélico de la historia hasta ese momento. Los jóvenes desolados por tanta matanza irracional, por este mundo que parecía hundirse en las penumbras, se sentían huérfanos. Es así como nace el dadaísmo en rechazo al mundo moderno burgués, falso, asesino, corrupto. Se expresaron con violencia, con rabia, a través de poemas, obras plásticas o muestras dadaístas. Sentían asco y rechazo por el arte institucionalizado, el gran arte que se comercia, al mundo que comercia algo lo que no debería ser comercializado.
Mediante sus ofensas y provocaciones constantes buscaban despertar reacciones en el público, sobre todo, en aquellos que principalmente repudiaban, algo así como si le dijesen ( parafraseando a la película “Los Edukadores” de Hans Weingartner): “Sus días de abundancia están contados”. Escribía Tristán Tzara en el Manifiesto Dadaísta de 1918: “Toda forma de asco susceptible de convertirse en negación de la familia es Dada; la protesta a puñetazos de todo el ser entregado a una acción destructiva es Dada; el conocimiento de todos los medios hasta hoy rechazados por el pudor sexual, por el compromiso demasiado cómodo y por la cortesía es Dada; la abolición de la lógica, la danza de los impotentes de la creación es Dada; la abolición de la lógica, la danza de los impotentes de la creación es Dada; la abolición de toda jerarquía y de toda ecuación social de valores establecida entre los siervos que se hallan entre nosotros los siervos es Dada; todo objeto, todos los objetos, los sentimientos y las oscuridades, las apariciones y el choque preciso de las líneas paralelas son medios de lucha Dada; abolición de la memoria: Dada; abolición del futuro: Dada; confianza indiscutible en todo dios producto inmediato de la espontaneidad: Dada; salto elegante y sin prejuicios de una armonía a otra esfera; trayectoria de una palabra lanzada como un disco, grito sonoro; respeto de todas las individualidades en la momentánea locura de cada uno de sus sentimientos, serios o temerosos, tímidos o ardientes, vigorosos, decididos, entusiastas; despojar la propia iglesia de todo accesorio inútil y pesado; escupir como una cascada luminosa el pensamiento descortés o amoroso, o bien, complaciéndose en ello, mimarlo con la misma identidad, lo que es lo mismo, en un matorral puro de insectos para una noble sangre, dorado por los cuerpos de los arcángeles y por su alma. Libertad: DADA, DADA, DADA, aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: LA VIDA.”[10]
El Punk se consolidó y vivió su gran auge durante los 70. Salvando las diferencias que existieron entre la corriente neoyorquina y la inglesa, se puede decir que al igual que el Dadaísmo, surgió en respuesta al statu-quo del mundo. Nació en una juventud que se encontraba harta de la moda y las estrellas de rock, glamorosas, ostentosas e hipócritas. Una juventud que provenía de las capas medias y bajas de la sociedad, y que no debía exiliarse en otro país para sentir el vació y la soledad. Frente a la tradición, los esquematismos, el abuso de poder, etc., estos jóvenes reaccionaron. Se identificaron por una manera particular de vestir. Se expresaron mediante la música.
Si el Dadaísmo decía que cualquiera podía ser artista, el Punk lo efectiviza: cualquiera podía tener una banda, cualquier podía cantar, cualquiera podía tocar, sin importar si la hacía bien o mal, lo importante era expresarse.
Esta juventud al igual que los jóvenes dadaístas de principios de siglo, buscaban sentirse reales en un mundo que era irreal y absurdo.
Un segundo punto en común, son sus profundas raíces nihilistas. Ambos sentían la pérdida de sentido, la irracionalidad que los rodeaba. Unos en medio de una guerra mundial, los otros en medio de un mundo capitalista salvaje, bipolar, y falso. Nada tiene sentido, no hay futuro, decían los punks. Ambos son hijos de la acumulación histórica y bastarda de la humanidad.
“Duermo muy tarde. Me suicido en un 65%. La vida me sale muy barata, no es para mí sino 30%. Mi vida tiene 30% de vida. Le faltan brazos, unos bramantes y algunos botones. Un 5% lo consagro a une estado de estupor semi-lúcido, acompañado de crepitaciones anémicas. Ese 5% se llama DADA. O sea que la vida es barata. La muerte es un poco más cara. Pero la vida es encantadora, pero también la muerte es encantadora” [11]
Sin embargo y a pesar de la desolación que experimentaban desde sus inicios, ambos mostraban una enorme preocupación para llevar a cabo sus anhelos y su ética. No deseaban ostentar, no deseaban conquistar el mundo, sólo querían ser libres. Se presentaban intransigentes, fieles a sus principios.
En último lugar, y no por menos importante, poseen un punto en común bastante oscuro. Ambos coinciden en sus ideales, sus principios y contexto los cuales surgieron, así como también en su fracaso. Ambos se postularon como “anti”: en el punk anti- consumo, anti- cultura de masas, etc.; en el dadaísmo anti- arte, anti-poética, anti-literatura. “Anti” un mundo que ordena su visión del mundo en términos de ganancias y beneficios, y no humanidad, paz, justicia, solidaridad, etc.
Su actitud terminó siendo tan radicalizada, tan fuerte, tan provocativa, que paradojalmente, fue funcional al sistema que ellos repudiaban. Dicho en términos gramscianos, terminaron siendo parte de la Hegemonía que ellos rechazaban. Recordemos que la Hegemonía en su interior siempre deja espacios para que se desarrollen otros contra-hegemónicos, culturas sub- alternas, en tanto y en cuanto no sean peligrosas, y permitan seguir reproduciendo las condiciones de existencia. Al momento se comienzan a volverse una amenaza, la Hegemonía los captará y los alineará en sus filas, transformándolos en un nuevo producto que pueda ser consumido. Todo esto fue lo que al Punk y al Dadaísmo les tocó vivir: se desarrollaron y llegaron a un punto en que se volvieron peligrosos y fueron absorbidos, y ahora podemos contemplar obras dadaístas en los museos, siendo consumidas por gente que las considera arte. O bandas “pseudo punks” posando en los videos musicales que se encuentran en rotación las 24 horas del día en los canales especializados. Ahora la pregunta que cabe hacerse sobre estos canales es si su visión es especializada en música o en tratar a la música como una mercancía.
Lamentablemente este es un punto de contacto que es necesario remarcar.
Conclusión:
Tanto los punks como los dadaístas llevaron a cabo su propia teoría crítica. Ella fueron las que señalaron aquello que estaba mal, esperando ser escuchadas por alguien comparta su visión del mundo.
Evidentemente algún tipo de eco encontraron, sino el presente trabajo no hubiese tratado sobre ellos.
La Modernidad se presentó como el pasaje hacia la felicidad y el progreso…
Es obvio que en ese viaje hubo un desvío que los llevó a chocarse con un callejón sin salida.
Tanto el Punk como el Dadaísmo son sus hijos bastardos, son la muestra fehaciente de que ella ha fracasado.
Al primero lo ubicamos cuando el siglo XX recién comenzaba, al otro cuando faltaba apenas un cuarto para llegar al XXI. Dos guerras mundiales y demás genocidios y etnocidios los separan. Sesenta años y la humanidad en su conjunto no se había propuesto reflexionar para cambiar. Por el contrario, aquellos que reflexionaron fueron los castigados, los perseguidos.
Progreso no es guerra mundial. Libertad no es Capitalismo. Felicidad no es explotación.
La Modernidad no es un proyecto incompleto, como sostenía Habermas, sino que la Modernidad es un proyecto que vino fallado de fábrica. Esta muerta, no sirve, debe ser reformulada. Estos dos movimientos lo han confirmado y reconfirmado.
A modo de cierre me gustaría incluir un interrogante:¿Casualidad o causalidad? El Punk, al igual que muchos otros sucesos de índole e injerencia mundial, encontraron su esplendor en el ocaso de los 70, a un paso del comienzo del debate Modernidad/Posmodernidad.
Referencias
[1] Horkheimer, M. y Adorno, T.; Dialéctica del iluminismo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires,1987
[2] Casullo, N., Forster, R. y Kaufman A.; Itinerarios de la Modernidad, Eudeba, Buenos Aires, 1999
[3] Richter, H.; Historia del dadaísmo, Editorial Nueva Visión
[4] Richter, H.; Historia del dadaísmo, Editorial Nueva Visión
[5] Richter, H.; Historia del dadaísmo, Editorial Nueva Visión
[6] Richter, H.; Historia del dadaísmo, Editorial Nueva Visión
[7] Richter, H.; Historia del dadaísmo, Editorial Nueva Visión
[8] Richter, H.; Historia del dadaísmo, Editorial Nueva Visión
[9] Revista Rolling Stone, 30 años de punk, número 98
[10] Tzara,T.; Siete manifiestos Dada, Tousquets Editores,Barcelona,1999
[11] Tzara,T.; Siete manifiestos Dada, Tousquets Editores,Barcelona,1999
Bibliografía consultada
Libros y textos
Horkheimer, M. y Adorno, T.; Dialéctica del iluminismo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires,1987
Casullo, N., Forster, R. y Kaufman A.; Itinerarios de la Modernidad, Eudeba, Buenos Aires, 1999
Tzara, T. ; Siete manifiestos Dada, Tusquets editores, Barcelona, 1999
Richter, H. ; Dada 1916-1966: Documentos del movimiento dadaísta internacional , Goethe- Institut, Munich,1985
Duarte, S.; Ricky de Flema: El último punk
Quiriarte, B.; El arte y el movimiento punk
Home,S. ; Punk: el asalto a la cultura
Graffin,G. ; Manifiesto punk
Soto, B. ; Del situacionismo a la herencia punk
Breton, A.; Antología del humor negro, Editorial Anagrama, Barcelona,1991
Richter, H.; Historia del dadaísmo, Editorial Nueva Visión
Revista Rolling Stone, 30 años de punk, número 98
En internet:
http://www.canaltrans.com/musica/punk_2.html
http://html.rincondelvago.com/dadaismo-y-punk.html
http://www.geocities.com/fallasdelsistema/punksurrealismo.html
http://www.geocities.com/fallasdelsistema/punksurrealismo1.html
http://www.punksunidos.com.ar/punk/
http://ar.geocities.com/vanguardiasliterarias/dadaismo.htm
http://www.portalmundos.com/mundoarte/historia/dadaismo.htm
http://thales.cica.es/rd/Recursos/rd99/ed99-0055-01/dadaismo.html
http://www.bopsecrets.org/Spanish/situationism.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Situacionismo
http://www.laberintos.com.mx/dada.html
Películas:
· “Slc punk”, de James Merendino
· “24 hour party people” (La fiesta interminable), de Michael Wintterbottom
· “Sid & Nancy: Love kills” (Sid y Nancy), de Alex Cox
· “La gran estafa del Rock´n´roll” de Julien Temple
· “The Filth and the Fury” (La mugre y la furia), de Julien Temple
· “Sex Pistols: Live at the Longhorn”
· “Ramones: Raw”, de John Cafiero
· “End of the Century: The story of The Ramones”, de Michael Gramaglia
· “Buñuel y la mesa del rey salomón”, de Carlos Saura
· “ Un perro andaluz”, de Luis Buñuel
· “La edad de oro”, de Luis Buñuel
· “Los Educadores”, de Hans Wiengartner
Discografía:
“Nevermind the bollocks”, Sex Pistols (1977)
“Ramones”, Ramones (1976)
“Anthology”, Ramones (1999)
“Another music in a different kitchen”, Buzzcocks
“London Calling”, The Clash (1979)
“Parallel lines”, Blondie (1978)
“Rocket to Russia”, Ramones (1977)
“In the city”, The Jam (1977)
“Tell us the Truth”, Sham 69 (1978)
“Sid sings”, Sid Vicious (1979)
“Inflammable Material”, Stiff Little Fingers (1978)
“No Control”, Bad Religion (1989)
“Fresh Fruit for Rotting Vegetables”, Dead Kennedys (1980)
“Y ahora que pasa, ¿eh?”, Los Violadores (1985)
“Los Violadores”, Los Violadores (1983)
“Ellos dicen mierda…nosotros amén”, La Polla Records (1990)
“No somos nada”, La Polla Records (1987)
“Massacre Palestina”, Massacre (1989)
“Fun house”, The Stooges (1970)
“Sandinista”, The Clash (1980)
12 comentarios:
Es increible la cantidad de palabras que lograste escribir
Luego lo imprimo y lo leo. Si me gusta, vuelvo.
esta la muestra de duchamp en fundacion proa.
si queres nos damos una vuelta la semana que viene! y de paso sacamos unas fotos por La Boca ( rapido, no sea cosa que nos roben (?))
STOP!
¿Estudias Filosofía?
¿Eh?
ChaPa ((( 22 )))
Miré por arriba que decía Tristan Tzara, Dada, y Vanguardia... Mañana lo leo...
Muy buena la música del blog...
Creo dos cosas: que aprobaste y que le podrías haber puesto de nombre "Teorizando sobre cosas que me recontra caben".
Qué bueno que lo compartas!
Te envidio un poco porque me hace pensar que la cursaste con Casullo, no? Yo me la perdí.
Por un lado encontramos a The Velvet Underground, por otro a Iggy Pop & The Stooges y a los New York Dolls.
Yo no sé como poner pillo un blog.
Enseñame
Me pareció muy interesante la vinculación entre el dadaísmo y el punk, un hallazgo. Una monografía con discografía al lado de la bibliografía consultada, no puede nunca no gustarme.
No la leí ahora, pero creo que ya lo había hecho en tu casa, alguna vez.
luego leo.
besoooooooooooo
somedu: un poco de educación (complicada esta)
Leí por ahi Casullo. El otro día me enteré que fue el esposo de una profesora mía, que es muy grosa. Jefa de cátedra de la materia que rindo proximamente. que mundo pañuelo (o algo así)
Pase de chusma por que vi tu firma en un blog amigo y la verdad me quede leyendo... muy bueno, gusta. Espero pasar mas seguido, hace que valga la pena, como hasta ahora. saludos.
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